Nuestras sociedades producen discursos y realidades basados en una visión de responsabilidad individual y del ámbito privado, fundamentados en una visión predominantemente médica y asistencial, así como en el supuesto erróneo de que hay personas “normales” y “anormales”. Todo esto legitima la segregación, etiquetamiento, exclusión y desacreditación de un grupo de la población.