México ha sido ejemplo mundial al realizar una serie de reformas a su sector financiero desde finales de los años ochenta. Gracias a ello, el marco jurídico y la regulación macro prudencial actual de nuestro país se encuentran en línea con los más altos estándares internacionales. Sin embargo, a pesar de ser uno de los primeros países en desarrollo en liberalizar su sector financiero, el desarrollo financiero en México no ha cumplido con las promesas hechas a finales de la década de los ochenta, siendo el bajo índice de intermediación financiera una característica persistente de la economía mexicana durante las últimas dos décadas. Especialmente preocupante resulta el bajo nivel de acceso al crédito por parte de las empresas, variable clave para obtener mayores tasas de crecimiento económico a nivel país. Sobre todo, porque, de acuerdo con Herman y Klemm, el bajo nivel de profundidad crediticia ha afectado de forma negativa otras medidas de desarrollo financiero en México.