No hay gasto que iguale en depredación económica al que se hace para curarse o para sanar a un familiar, ni catástrofe patrimonial más predecible que la provocada por la ausencia de un sistema público eficaz de seguridad social. Cuando las sociedades distribuyen de manera asimétrica e injusta el derecho a la salud, sólo algunas personas privilegiadas estarán a salvo de tal depredación.